Mehmed II, el sultán que conquistó Constantinopla y puso fin al Imperio bizantino. Mehmed II es uno de los personajes históricos más importantes de la Edad Media. Una figura clave para comprender la expansión del Imperio otomano y la Europa del siglo XV. Esta es la historia del sultán Mehmed II el Conquistador.
Infancia y juventud de Mehmed II
Mehmed II, también conocido como Mehmed el Conquistador, nació el 30 de marzo de 1432 en Edirne, siendo el cuarto hijo del sultán Murad II. Su infancia se desarrollo entre los pasillos y habitaciones del palacio otomano, donde las disputas por el trono eran intensa. Desde joven, Mehmed mostró una aguda inteligencia y una curiosidad insaciable.
Relación de Mehmed II con su padre Murad II
La relación entre Mehmed y su padre, Murad II, desempeñó un papel crucial en su formación. Murad era un líder respetado y estratega militar hábil. Este buscó inculcar en su hijo el amor por el imperio y la importancia de la fuerza militar para mantener la estabilidad. Esta relación forjó la base de la futura ambición de Mehmed y su visión de futuro para el Imperio otomano.
Relación de Mehmed II con su madre Hüma Hatun
La madre de Mehmed, Hüma Hatun, era de origen desconocido. Se cree que provenía de una etnia originaria del Cáucaso y que era una esclava que fue capturada. Su linaje distaba de ser propio de la nobleza.
Hüma Hatun pasó a formar parte del harén de Murad II en 1423. Con Murad II tuvo dos hijas (Hatice Hatun, Fatma Hatun) y un hijo, Mehmed , quién luego se convirtió en Mehmed II el Conquistador. Hüma falleció en 1449, justo dos años antes del segundo ascenso al trono de Mehmed. Sería a partir de entonces Mara Brankovic, otra de las esposas de Murad, quien haría de madrastra durante la vida del sultán.
Reinado con visires como regentes
Mehmed tenía tan solo 12 años cuando subió al trono por primera vez (1444 – 1445). El joven sultán asumió el trono, pero debido a su juventud, varios visires actuaron como regentes para guiarlo en los asuntos de gobierno por lo que este reinado terminaría pronto. Estos visires desempeñaron un papel crucial en la estabilidad del imperio durante los primeros años del reinado de Mehmed II.
Formación e inquietudes
Mehmed II recibió una educación integral que abarcó tanto las artes y las ciencias como las estrategias militares. Su interés por la cultura y la política se reflejó en la construcción de una biblioteca en el palacio, donde se reunieron destacados eruditos de la época. Estas inquietudes intelectuales impulsaron sus esfuerzos por modernizar y fortalecer el imperio.
Comienzo del segundo reinado
Sería en 1451 tras la muerte de su padre Murad II cuando Mehmed II se convertiría por segunda vez en Sultán del Imperio otomano durante las siguientes tres décadas (1451-1481). Mehmed había regresado a Edirne para demostrar que ya no era un niño ni necesitaba de tutores, ni consejeros que decidieran por él.
Crisis externas e internas del Imperio otomano
Durante el reinado de Mehmed II, el Imperio otomano enfrentó desafíos tanto internos como externos que pusieron a prueba su estabilidad y expansión territorial.
El mundo cristiano contra el Imperio otomano
Mehmed II se encontró de frente contra una coalición de potencias cristianas que buscaban frenar la expansión otomana en el continente europeo. Este conflicto geopolítico no solo puso a prueba las habilidades militares de Mehmed, sino que también demostró su astucia diplomática para enfrentar las amenazas externas y lidiar lo mejor posible con la amenaza constante.
A medida que las tensiones aumentaban, Mehmed consolidó su poder interno y buscó aliados estratégicos para contrarrestar la amenaza cristiana. Sus habilidades tácticas y su capacidad para unificar a diversas facciones dentro del imperio jugaron un papel clave en la defensa exitosa contra la cruzada.
Mehmed II y el sueño de Constantinopla
Con los años, Mehmed II no renunciaba al sueño que había perseguido desde joven: la captura de Constantinopla, la joya del Imperio romano de oriente. Desde su infancia, Mehmed había estado obsesionado con la idea de conquistar la ciudad que había resistido innumerables asedios a lo largo de los siglos. Nadie había podido tomar la ciudad desde su construcción. Todos los ejércitos habían fracasado y perecido ante los muros de Constantinopla.
Constantinopla, ubicada estratégicamente en el cruce de Europa y Asia, había sido la capital del Imperio romano de oriente durante más de mil años. La ciudad estaba protegida por formidables murallas y una posición geográfica única, lo que la convertía en un bastión aparentemente impenetrable. Sin embargo, la ambición y determinación de Mehmed II lo llevaron a planear meticulosamente su asalto a esta ciudad históricamente rica.
Reformas militares y diplomacia antes del asedio
Antes de lanzar su audaz ataque contra Constantinopla, Mehmed II implementó una serie de reformas militares y llevó a cabo preparaciones diplomáticas sin precedentes. Reconociendo la importancia de la tecnología militar y la innovación estratégica, Mehmed modernizó el ejército otomano. Introdujo nuevas tácticas, y mejoró y apostó por la artillería y construyó una flota poderosa para asegurar el control del Bósforo.
Además de sus esfuerzos militares, Mehmed desplegó una astuta diplomacia. Buscó alianzas con líderes locales y extranjeros, consolidando su posición y debilitando las defensas de Constantinopla. Sus esfuerzos no solo se centraron en la fuerza militar, sino también en la manipulación cuidadosa de las alianzas políticas que facilitarían su avance hacia el sueño que lo obsesionaba.
En otras palabras, Mehmed II contaba con espías dentro de Constantinopla. Sus ingenieros desarrollaron una artillería pesada nunca antes vista para poder asediar las murallas de la ciudad. La Gran Bombarda sería el cañón que lograría hacer un agujero en la muralla de Constantinopla durante el sitio.
Todos en sus puestos
El ataque era inminente, Mehmed no ocultó sus intenciones por lo que el monarca Constantino XI decidió preparar la ciudad para resistir el ataque. Constantino XI envío cartas a todos los estados cristianos de occidente solicitando ayuda. Nadie acudió al socorro. El cisma en la iglesia había pasado factura entre los estados ortodoxos y católicos.
La toma de Constantinopla
En la primavera de 1453, Mehmed II reunió un impresionante ejército de más de 80.000 soldados que incluía infantería, artillería pesada y flota. Todo con el objetivo de sitiar Constantinopla. Las fuerzas otomanas superaban por diez en número y modernidad a las defensas bizantinas. El sultán estaba decidido a hacer historia al capturar la ciudad que había desafiado a tantos conquistadores anteriores.
El 6 de abril de 1453, Mehmed lanzó oficialmente el asedio de Constantinopla. Durante semanas, el ejército otomano enfrentó una feroz resistencia por parte de los defensores bizantinos liderados por Giovanni Giustiniani, un mercenario genovés de gran renombre. Lo único que separaba a Mehmed II de Constantinopla era Giovanni Giustiniani y 8.000 hombres defendiendo más de 20 kilómetros de muralla.
Un asedio con distintas fases
Al principio, Giovanni Giustiniani y su élite de mercenarios al mando de la defensa lograron resistir. El desgaste de alimento, munición y movilización de recursos pasó factura a los otomanos. Además, el 20 de abril, cuatro barcos enviados por el Papa lograron atravesar el bloqueo de la flota otomana y entrar en el puerto por el Cuerno de Oro.
Sin embargo, con el paso del tiempo, los bombardeos incesantes de la artillería pesada otomana fueron consumiendo con la moral de los defensores. fue minando la moral. La guerra se encrudeció las defensas cada vez estaban más agotadas, la ayuda no llegaba y los soldados intentaban reforzar los muros para intentar retrasar lo inevitable.
Caída de Constantinopla
El 29 de mayo de 1453, las murallas de Constantinopla fueron penetradas y la ciudad cayó en manos otomanas tras una último ataque por oleadas. Mehmed II lanzó primero a los Basi-bozuk para debilitar la defensa reservando a sus tropas de élite, los jenízaros, que lograron tomar la ciudad por completo.
De esta manera, Mehmed II, a la edad de 21 años, logró lo que muchos consideraban imposible: la conquista de Constantinopla. Este hito histórico marcó el fin del Imperio romano de oriente y el surgimiento de una nueva era con el Imperio otomano a la vanguardia.
Mehmed II el Conquistador
Con la captura de Constantinopla, Mehmed II se ganó el título de «El Conquistador». Su éxito no se limitó al asedio de la ciudad; ahora se enfrentaba al reto de consolidar su imperio y expandir su dominio en otras regiones. Ya nadie dudaba de él, ningún visir se atrevía a conspirar a sus espaldas dudando de su liderazgo. Su sultán había hecho historia.
Sitio de Belgrado y campaña militar en los Balcanes
Mehmed también lideró exitosas campañas en los Balcanes, sometiendo a varias regiones y asegurando la lealtad de líderes locales. Su capacidad para mantener el control sobre un imperio diverso y multicultural demostró su astucia política y estratégica.
Después de la conquista de Constantinopla, Mehmed centró su atención en expandir el imperio hacia Europa central. Uno de los eventos más destacados fue el sitio de Belgrado en 1456. La ciudad resistió inicialmente, pero Mehmed demostró una vez más su habilidad táctica al tomarla tras un asedio feroz. Este evento consolidó aún más la posición del Imperio otomano en Europa.
Campaña en Anatolia y el mar Negro
Además de sus conquistas en Europa, Mehmed expandió su imperio en Anatolia y el mar Negro. Sus campañas en estas regiones fortalecieron aún más la posición otomana y aseguraron importantes rutas comerciales y enclaves geoestratégicos.
Controlando Anatolia
La región de Anatolia, conocida por su rica historia y geografía diversa, representaba un desafío para Mehmed II. A pesar de la presencia otomana en algunas partes, la región estaba marcada por la resistencia de principados locales y la competencia con otras potencias como el Imperio de Trebisonda. Ciudades clave y fortalezas fueron sometidas, expandiendo así la influencia otomana y garantizando el acceso a recursos estratégicos.
El papel del Mar Negro en la estrategia otomana
Simultáneamente, Mehmed centró su atención en el Mar Negro, una vía crucial para el comercio y la proyección de poder. El control de las costas del Mar Negro no solo aseguraba rutas comerciales sino que también permitía a los otomanos incrementar su presencia militar en la región.
Flotas bien equipadas se desplegaron para consolidar el dominio otomano en las ciudades costeras y asegurar una posición ventajosa en las disputas marítima estableciendo al Imperio otomano como una potencia naval en ascenso.
Mara Branković, el papel de la madrastra de de Mehmed II
Mara Branković, la madrastra de Mehmed II, nació en 1416 en Serbia, siendo la hija del príncipe Jorge Branković. En 1435, contrajo matrimonio con el sultán Murad II, consolidando así una alianza entre los otomanos y la nobleza serbia. Su posición como esposa de Murad II y, posteriormente, como madre adoptiva de Mehmed II, la situó en una posición única dentro del imperio.
Como curiosidad, Mara Branković nunca renunció a su religión y a pesar de retirarse a un monasterio en Serbia en 1451 tras la muerte de Murad II, nunca perdió el contacto con Mehmed II.
Influencia ejercida sobre su hijastro
El vínculo entre madre e hijo se intensificó durante los difíciles primeros años del reinado de Mehmed II. Con la muerte de Murad II, Mara Branković ejerció como fiel y sabia consejera asesorando a Mehmed en un periodo de gran incertidumbre. Con su perspicacia y experiencia ayudó a su hijastro en asuntos de gobierno y diplomacia. Esto consolida la idea de su relación madrastra-hijo como un pilar fundamental en la vida de Mehmed el Conquistador.
Llegados los desafíos, la relación entre Mehmed II y Mara Branković permaneció sólida. Su influencia no solo quedó reflejada en la vida personal de Mehmed, sino que también dejó una huella en la historia de la dinastía otomana. La narrativa de Mehmed II no estaría completa sin reconocer la importancia de Mara Branković y su conexión especial.
Últimos años y muerte de Mehmed II
A medida que Mehmed II se hacía mayor, enfrentó nuevos desafíos en la administración de un vasto imperio. Su gobierno fue caracterizado por reformas administrativas y judiciales que buscaban consolidar la estabilidad interna. Sin embargo, su salud se debilitó con el tiempo.
El 3 de mayo de 1481, Mehmed II falleció a la edad de 49 años. Su muerte marcó el fin de una era y dejó un legado duradero cambiando el curso de la historia. La vida de Mehmed II se puede comparar a la de otras grandes figuras de la historia como Alejandro Magno. Una vida de estrategia militar y conquista pero también de gobierno, reformas, estabilidad y política.
El viaje de Mehmed fue desde su sueño obsesivo de capturar Constantinopla hasta sus reformas militares y las campañas que expandieron el Imperio otomano. Mehmed II se destacó como un líder visionario cuyo legado sigue siendo relevante en la historia del mundo. Su conquista de Constantinopla cambió el mapa geopolítico por completo.
Si te ha gustado la historia de Mehmed II y quieres saber más acerca del Imperio otomano te invito a leer la publicación de Mehmed VI, el último sultán del Imperio otomano.