Mehmed VI fue el último sultán del Imperio otomano. Nació en Constantinopla y bajo su mandato tuvo que hacer frente al nacionalismo turco y a la derrota en la Primera Guerra Mundial. Mehmed VI es el sultán que vio el fin de uno de los imperios más importantes de la historia. Al año de su destitución se creó la República de Turquía.
Un contexto decadente
Mehmed VI nació el 11 de enero de 1861 en Constantinopla, actual Estambul. Hijo del sultán Abdülmecit I, crecería en una época en la que el Imperio otomano estaba en decadencia. Los tiempos de expansionismo habían quedado atrás y el surgimiento del nacionalismo estaba causando la caída de un desolado Imperio otomano. Al contrario que Mehmed II, el gran conquistador, nuestro personaje histórico vivió los últimos coletazos del gran Imperio otomano.
Juventud y Guerra ruso- turca
Huérfano de padre desde los 5 meses, recibió su educación a través de profesores privados junto con la que proporcionaban en otra escuela. En su juventud estudió árabe y persa y se interesó por las artes en general. Era un apasionado de la música y siendo adolescente aprendió a tocar varios instrumentos.
Cuando Mehmed tenía 16 años, tendría lugar la Guerra ruso-turca (1877-1878) también conocida como la guerra entre “el tuerto y el ciego”, debido a los errores tácticos y estratégicos que los generales de ambos ejércitos cometieron durante esta. En Rusia se interesaron por posicionarse del lado de los revolucionarios antiotomanos que emergían en territorio balcánico. De este modo, el 24 de abril de 1877 Rusia le declaró la guerra al Imperio otomano.
El Imperio otomano subestimó al Imperio ruso
Los otomanos subestimaron la capacidad de los rusos, pero al estallar la guerra sus avances y las acciones de los serbios, rumanos y voluntarios búlgaros les pillaron sin capacidad suficiente. Con un ejército mal entrenado y una mala planificación estratégica de la guerra, el Imperio otomano fue incapaz de atender a todos sus frentes.
Con Rusia dispuesta a tomar Constantinopla, fue el Tratado de San Stefano en 1878 lo que traería la paz entre rusos y otomanos. Esto supuso para los últimos reconocer la independencia de Serbia, Montenegro, Rumanía y una nueva Bulgaria que se extendía del mar Negro al Ejeo. Bosnia-Herzegovina pasaría a ser autónoma.
Primera Guerra Mundial y su ascenso al trono
Unas décadas más tarde tendría lugar otro de los puntos de no retorno para el imperio. El 5 de noviembre de 1914, el Imperio otomano entraba en la Primera Guerra Mundial.
Bajo la idea de “los enemigos de mi enemigo son mis amigos” los otomanos formaron parte de la Triple Alianza junto al Imperio alemán y el Imperio austrohúngaro para enfrentarse a Rusia. Fueron las anteriores humillaciones que los otomanos sufrieron en los Balcanes y su anhelo de recuperar ciertos territorios lo que les llevó a luchar en esta guerra.
El 4 de julio de 1918 Mehmed VI sucedería en el trono a su hermano Mehmed V ante el suicidio de su sobrino Yusuf Izzetin. Su hermano Mehmed V había sido el sultán bajo el que el decadente imperio se había visto envuelto en la Primera Guerra Mundial. A falta de cuatro meses de su fin, Mehmed VI era proclamado sultán, dicho de otra manera, era sentenciado a presidir el declive final del Imperio otomano.
La derrota en la Gran Guerra
La guerra no fue como los otomanos esperaban, lejos de detener su desintegración aceleró el proceso. Aunque en 1914, pensaban que habían apostado al caballo ganador, el 30 de octubre de 1918 se vieron obligados a firmar el Armisticio de Mudros con los Aliados. Con este tratado el gobierno otomano accedía a reducir su imperio a la península de Anatolia actual Turquía.
Un palco VIP en la última función
La Primera Guerra Mundial había sido un desastre, el Imperio otomano había quedado dividido. Siria, Palestina, Iraq y Jordania se quedaron en manos de las potencias aliadas que redujeron notablemente las fronteras de Turquía.
Durante su reinado Mehmed VI trató de mantener a raya a los nacionalistas para perpetuar su dinastía. Al haber firmado el Armisticio de Mudros, los nacionalistas turcos vieron con malos ojos la desmilitarización de su país y la ocupación de Constantinopla por parte de potencias aliadas que establecieron administraciones en la ciudad.
Guerra de Independencia turca
Los nacionalistas no entendieron como su sultán accedía a algo así, la tensión entre los nacionalistas turcos y el sultán seguía creciendo. Los nacionalistas planearon organizar un movimiento de resistencia a la ocupación extranjera al ver como muchas ciudades otomanas eran ocupadas por los Aliados con total libertad.
Por esta razón tendría comienzo el 19 de mayo de 1919 la Guerra de Independencia turca, también conocida como Campaña Nacional. Con esta buscaban acabar con el Imperio otomano y con la ocupación de sus territorios por parte de otras potencias.
Mehmed VI se ayudó de los gobiernos occidentales para reprimir a los nacionalistas encabezados por Mustafa Kemal Atatürk. El sultán ordenó la detención de Mustafa pero en lugar de eso, otros generales se le unieron. Mehmed VI actuó con mano dura, estableció un elevado control sobre las escuelas religiosas y prohibió celebraciones patrióticas.
Los nacionalistas turcos lograron el control de la península de Anatolia a través de diversos enfrentamientos con griegos, armenios y kurdos. El enfrentamiento más duro se libraría entre griegos y turcos entre 1919 y 1922.
Mehmed VI cede terreno a los nacionalistas
Ante la popularidad del movimiento, Mehmed VI accedió a que se celebraran unas elecciones en 1919 en las que los nacionalistas turcos salieron vencedores. Alarmadas por la situación, el 16 de marzo de 1920 las potencias vencedoras de la guerra mundial entraron en Constantinopla, el sultán disolvió el parlamento y los nacionalistas fueron arrestados y obligados a exiliarse.
Mustafa Kemal decidió establecer un gobierno provisional en Ankara y se creo la Asamblea Nacional de Turquía el 23 de abril de 1920, fecha en la que se aprobó una nueva Constitución. Este parlamento fue clave para que Mustafa Kemal logrará fundar Turquía de los cimientos del Imperio otomano.
El 10 de agosto de ese mismo año, Mehmed VI firmó un nuevo acuerdo muy desventajoso para el imperio llamado el Tratado de Sèvres. Los partidarios del Movimiento Nacional se negaron a cumplir esos términos y lucharon hasta las últimas consecuencias por ello.
La Gran Asamblea hace abdicar a Mehmed VI
El 1 de noviembre de 1922, la Gran Asamblea Nacional Turca de Ankara abolió el sultanato. Mehmet VI fue obligado a abdicar y tras pedir asilo político en las potencias occidentales se marchó de Constantinopla en un buque británico con destino a Malta. Fuera de su país por miedo a ser asesinado, trataría de recuperar el califato, aunque todos los intentos fracasaron.
Sin sultanato, los nacionalistas negociaron la paz con los aliados en el Tratado de Lausana en 1923 con el que se reconoció internacionalmente a la República de Turquía como nuevo estado con capital en Ankara.
Finalmente, Mehmed VI pasó el resto de su vida en Italia exiliado hasta el 16 de mayo de 1926, día en el que falleció a los 65 años de edad en San Remo.
Consecuencias finales del reinado de Mehmed VI
- Destitución de Mehmed VI: El 1 de noviembre de 1922, el gobierno provisional de Turquía, liderado por Mustafá Kemal Atatürk, declaró la destitución de Mehmed VI como sultán del Imperio Otomano. Esto marcó el final del sultanato que había existido durante más de 600 años. La abolición del sultanato fue un paso crucial hacia la creación de una república en lugar de una monarquía.
- Declaración de la República: El 29 de octubre de 1923, Atatürk proclamó la República de Turquía y se convirtió en su primer presidente. Esta declaración marcó el comienzo de una nueva era en la historia turca y el establecimiento de un sistema político republicano.
- Reformas de Atatürk: Como presidente, Atatürk implementó una serie de reformas significativas destinadas a modernizar y secularizar Turquía. Estas reformas incluyeron la adopción de un nuevo alfabeto latino en lugar del alfabeto árabe, la abolición del califato en 1924, la separación de la religión y el estado, y la promulgación de nuevas leyes civiles y legales basadas en modelos europeos. Estas reformas transformaron profundamente la estructura política, social y cultural de Turquía.
- Constitución de 1924: En 1924, se adoptó una nueva constitución que estableció los principios de la república y laicismo en Turquía. Esta constitución reemplazó la anterior, que estaba basada en la sharía islámica, y estableció las bases legales de la nueva república.
- Nuevas Instituciones: Se crearon nuevas instituciones gubernamentales y educativas para respaldar la modernización del país. Entre estas instituciones se encontraban la Gran Asamblea Nacional de Turquía (Parlamento), la Universidad de Ankara (hoy Universidad de Hacettepe), y otras destinadas a promover la educación y la cultura moderna.
- Cambios en la Sociedad: Las reformas de Atatürk también impactaron la sociedad turca, fomentando la igualdad de género, la emancipación de las mujeres y la adopción de un estilo de vida más secular. Se alentó a las mujeres a participar activamente en la vida pública y política.
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