Temístocles es un general ateniense y el héroe de la Batalla de Salamina. Es considerado uno de los mayores líderes griegos durante las Guerras médicas. Un personaje histórico que dejó su huella en la Grecia clásica en unos años en los que el experimento democrático ateniense trajo consigo grandes conflictos.
Ascendencia y juventud de Temístocles
Este político y general nació en Atenas en el año 525 a.C. Por un lado, su padre Neocles era un perieco que pertenecía a la aristocracia griega. Por otro lado su madre tampoco tampoco pertenecía al pueblo ateniense por lo que le resultaría difícil convertirse en un ciudadano pleno. Sería en la reforma de la legislación promovida por Clístenes en el año 508 a.C cuando se convirtirían en ciudadanos con los mismos derechos todos los hombres libres de Atenas.
Este hecho despertó el lado democrático de Temístocles, que en su juventud desarrolló grandes capacidades como orador y político. Se trataba de una persona extremadamente ambiciosa que ansiaba representar a su pueblo. Una persona muy astuta desde su juventud que contaba con un talento innato como líder y le llevaría a ser admirado y odiado al mismo tiempo por sus logros y éxitos individuales.
Participación de Temístocles en la Batalla de Maratón
En el año 499 a.C, el apoyo de los atenienses a algunas revueltas de colonias griegas de Asia menor situadas en Jónia, agravó todavía más el enfrentamiento entre griegos y persas. Esto supuso el comienzo de lo que sería un choque entre dos grandes civilizaciones.
Origen del conflicto entre persas y griegos
La razón por la que los atenienses decidieron tomar parte en el asunto es porque entendían el derecho de estas regiones a autogobernarse como ellos quisieran y veían legítimo el alzamiento contra el dominio persa. Al tener que sofocar dichas revueltas, Dario I vio oportuno emprender la vía expansionista fijando Grecia como su próximo objetivo.
El combate en Maratón
En el año 490 a.C, Darío el Grande mandó una expedición hacia Atenas, algunos historiadores cifran esta expedición entorno a los 25.000 hombres. El 12 de agosto de ese año, 10.000 atenienses al mando de Milcíades II el Joven junto a 1.000 platenses combatieron contra esta expedición en la Batalla de Maratón.
Por aquel entonces, un joven Temístocles experimentaría en sus propias carnes lo que es enfrentarse al todo poderoso ejército persa. Tras vencer y lograr que se retirasen, muchos pensaron que el peligro se había alejado. Nada más lejos de la realidad, aquel desembarco no sería más que una primera toma de contacto y una advertencia de la amenaza bajo la que se encontraban las polis griegas.
Suenan las alarmas a pesar de la victoria
Gracias a ese primer combate, los griegos pudieron darse cuenta de las grandes diferencias que existían entre ambos ejércitos. Por un lado, los helenos contaban con una falange en infantería mucho más disciplinada y resistente que la tropas de infantería ligera persa.
Por otro lado, los proyectiles y caballería aqueménida no llegaron a poder desembarcar y ser utilizados plenamente en el campo de batalla por lo que la victoria griega no debía interpretarse de forma errónea. De los 25.000 tan solo 15.000 soldados aqueménidas llegaron a entrar en combate. De haber podido desplegar todas sus fuerzas sobre el terreno, el resultado habría sido distinto pensó Temístocles.
Temístocles apuesta por los combates marítimos
Fue entonces cuando Temístocles se dio cuenta de que llevar a cabo combates marítimos podrían reducir la superioridad del ejército aqueménida. Durante los siguientes años, conseguiría persuadir a la asamblea para destinar más fondos a la armada naval de Atenas.
Se benefició de la inestabilidad política para tomar el poder político y decidió que la riqueza obtenida de las minas de plata de Laurión (2,5 toneladas de plata) se destinara por completo a fortalecer la flota ateniense ya que tan solo contaba con 60 navíos en el año 490 a.C. Este ingreso sirvió para fabricar doscientos trirremes.
Héroe de la Batalla de Salamina
La resistencia de las Termópilas al mando de Leónidas I había sucumbido y los Persas tenían vía libre para dirigirse hacia el sur del país. En el año 480 a.C, con la moral griega por los suelos, el general Temístocles decidió evacuar al mayor número de habitantes y llevarlos hasta la isla de Salamina u otros refugios situados al sur de Grecia.
Temístocles era consciente de que se estaba jugando su última carta a una batalla naval para la que había estado preparándose durante años. De este modo, concentró una fuerza de alrededor de 350 navíos de las ciudades-estado griegas en los estrechos de la isla de Salamina. Al frente se encontraban entre 600 y 800 navíos según fuentes más actuales.
El engaño de Temístocles a Jerjes I
Cuentan que Temístocles envió un esclavo con una carta a Jerjes I para decirle que quería unirse a él, dándole instrucciones acerca del momento y lugar donde podía atacar a la armada helénica y pillarla desprevenida. Sin embargo, Temístocles no resultó ser como Efialtes en el paso de las Térmopilas con Leonidas y los 300 espartanos y cuando avanzó la flota persa los griegos atacaron también siguiendo el plan del general ateniense.
En la victoria de Temístocles 300 navíos griegos entraron en combate
Los estrechos rocosos y el gran conocimiento de esas aguas por los generales griegos fueron dos factores fundamentales para que el numeroso contingente persa acabara atrapado y rodeado. Con los barcos persas sin capacidad de maniobrar llegó el momento de los hoplitas, los cuales se abalanzaron de barco en barco dejando un camino de cadáveres. En definitiva, victoria rotunda para los griegos y desastre absoluto para los persas. Alrededor de 240 barcos fueron destruidos en aquel enfrentamiento siendo 200 persas y 40 griegos.
Tras aquella derrota el rey de Persia, Jerjes I, decidió abandonar las costas griegas. Con la victoria de la flota griega, todos fueron conscientes de que la guerra no había terminado pero si de que supuso el punto de inflexión definitivo que permitió a los griegos pasar a la ofensiva. En aquel entonces, incluso los espartanos le honraron como un gran guerrero y líder.
Cesan a Temístocles como comandante de la flota griega
Las disputas internas por el poder en la polis ateniense se cebaron con el héroe griego. Como curiosidad, tras la victoria en Salamina, Temístocles sería relevado del mando de la flota al despertar celos por sus éxitos dentro de la aristocracia ateniense. A partir de ese momento, aunque siguió activo en la campaña, dejó de desempeñar un papel importante.
Un final sin honores
Tras la victoria de la Batalla de Platea en el año 479 a.C los griegos terminarían por destruir el ejército de Jerjes y pondrían fin a la Segunda guerra médica. Aunque su popularidad pareció regresar y participó activamente en la reconstrucción y fortificación de Atenas.
Su voluntad de querer mejorar las estructuras y fortalezas de su polis le llevó a enemistarse con los espartanos. Pueblo con el que mantuvo una muy mala relación durante el resto de su vida. Por otro lado, retomó su vocación marítima ampliando y fortificando el puerto del Pireo y fomentó el comercio. Se dice que Temístocles «remó» por fortalecer la flota griega y reforzar su poder en el mar Egeo.
Exiliado en Argos y acusado de traición en Esparta
Condenado en el 471 a.C al ostracismo por querer establecer una alianza con los persas, vivió exiliado en Argos durante un tiempo. Más adelante en Esparta, sería acusado de colaborar con los persas y tras ganarse unos cuantos enemigos más y ser repudiado en toda Grecia acabaría en el Imperio persa donde sirvió como gobernador en algunas ciudades asiáticas griegas como Magnesia, que estaban bajo el mando del rey persa Artajerjes I.
Un extraño final para este personaje histórico que tras pasarse su vida combatiendo a los persas, acabaría los últimos años de su vida sirviéndolos hasta su fallecimiento en el 459 a.C. Las causas de su muerte fueron naturales aunque Plutarco señala que pudo suicidarse ingiriendo sangre de toro para evitar enfrentarse a sus compatriotas en unas revueltas que estaban teniendo lugar en Egipto. Finalmente, su reputación sería rehabilitada volviendo a reconocerle como El Salvador de Grecia.
Temístocles en el cine: 300 el origen de un imperio
Al igual que Leónidas y sus 300 espartanos, las hazañas de Temístocles son más que suficientes como para protagonizar una película. No sería hasta el año 2014 cuando se estrenaría la segunda entrega de 300: El origen de un imperio. En esta película vemos el conflicto entre los persas y los griegos durante la Segunda Guerra Médica desde una perspectiva ateniense y más en concreto, de Temístocles.
Durante la película, la batalla de las Termópilas tiene lugar de forma paralela y apenas se hace mención a ella. La película comienza con la Batalla de Maratón y termina con la Batalla de Salamina con Temístocles como personaje principal. En esta ocasión, a Temístocles 300 soldados luchando contra un ejército inmenso no fueron necesarios para poder mostrar lo épicas que fueron sus batallas.
En esta entrega del director Noam Muro, el actor encargado de dar vida a Temístocles es el australiano Sullivan Stapleton.
Además, en 300: el origen de un imperio, aparece por primera vez la figura de Artemisia I de Caria. Artemisia era una de las comandantes del ejército persa que dirige la flota en la Batalla de Salamina. Una mujer griega de nacimiento pero de lealtad persa. Nacida en Halicarnaso, Artemisia estaba situada entre dos mundos.
Si te ha gustado la historia de Temístocles no dudes en darle me gusta a la publicación. Si te interesa la historia de otros personajes históricos te invito a leer la historia de Gengis Kan, el emperador mongol.
3 respuestas a «Temístocles, el político y general ateniense»
Muy buen trabajo.
Muchísimas gracias! La verdad que es una gran historia la suya
No conocía Temístocles, desde luego aquella época no debió ser nada fácil con tantas batallas. Excelente artículo. Un abrazo