Josephine Cochrane es la mujer que inventó el lavavajillas. La empresaria estadounidense Josephine Cochrane desarrolló su primer modelo a finales del siglo XIX. Patentó su lavavajillas «Dish-washing machine» en 1886 y lo expuso en 1893 en la Exposición Universal de Chicago. Su invento se ha convertido con el paso de los años en uno de los electrodomésticos más imprescindibles en todas las casas.
Orígenes y juventud de Josephine Cochrane
Josephine Cochrane nació el 8 de marzo de 1839, en Ashtabula, Ohio, con el nombre de Josephine Garis. Sus padres, John Garis e Irene Fitch, eran figuras destacadas en su comunidad. John Garis, su padre, era un famoso ingeniero civil y empresario, conocido por su dedicación a la innovación y la tecnología de su tiempo.
Para Cochrane la ingeniería y la invención viene de familia, su abuelo materno John Fitch había trabajado como ingeniero de barcos y creó el primer barco de vapor de los Estados Unidos en el siglo XVIII. Esta tradición familiar influyó significativamente en Josephine, sembrando las semillas de su futura inclinación hacia la inventiva.
En su juventud, Josephine Cochrane ya demostraba una perspicacia única y una inclinación hacia la resolución creativa de problemas y la analítica, cualidades que más tarde la llevarían a desarrollar el innovador lavavajillas que revolucionó la vida doméstica.
Educación y formación Josephine Cochrane
Josephine recibió una educación privilegiada para su época. Su familia, con un trasfondo económico acomodado, le brindó la oportunidad de estudiar en un colegio privado de Valparaíso, Indiana.
Después se mudó a Shelbyville, Illinois donde terminó sus estudios centrados en áreas de ciencia e ingeniería, algo inusual para las mujeres de su tiempo. Sería en Shelbyville donde conocería a su marido William Apperson Cochran, un comerciante de textiles con influencia en la política. Se casaron en 1858 cuando Josephine tenía 19 años.
La creación del lavavajillas
En la casa de los Cochran se organizaban muchas fiestas, no era la mansión del Gran Gatsby pero sí que eran frecuentes las fiestas y celebraciones con otras personalidades de la época. Como es lógico, tanto evento generaba mucha basura y se ensuciaba la vajilla constantemente. Además, muchas veces sus platos de porcelana china del siglo XVII de gran valor se rompían al ser utilizados o limpiados por el servicio.
Entonces, Josephine, influenciada por su entorno social y el deseo de simplificar las labores domésticas, encontró la inspiración para abordar el desafío de lavar los platos de manera eficiente reduciendo el coste de los salarios del personal encargado del servicio doméstico e ideando un electrodoméstico muy útil y eficiente.
La muerte de su marido
Josephine tenía dos hijos que mantener, Hallie Cochran y Katharine Cochran. Su marido William Cochran falleció en 1883 y con todas las deudas que el matrimonio arrastraba, Josephine decidió salir adelante haciendo dos cosas. En primer lugar, cambiarse el apellido añadiendo una «e» al final y pasando a ser Josephine Cochrane en lugar de Josephine Cochran.
En segundo lugar, trabajar en el proyecto de su vida para salir de sus deudas y hacerse rica con su invento. Con la ayuda de un mecánico y amigo de la familia llamado George Butters empezó a trabajar en prototipos de lavavajillas en su casa. La finalidad de su máquina no era nueva ni revolucionaria pero sí el mecanismo y la tecnología empleada para lograr el objetivo.
Patentado en 1886
En 1886 fundó la empresa Cochrane Dish Washing Machine Company, ¿un nombre un tanto largo no? Ese mismo año en diciembre, Cochrane patentó su invento (US 355139A) y se lanzó a vender y promocionar su lavavajillas en congresos, hoteles y exposiciones.
Los clientes empezaron a llegar en 1887 y 1888 siendo el Hotel Palmer House de Chicago su primer cliente oficial. No sería hasta 1893, cuando la presentación de la Dish Washing Machine en la exposición Universal de Chicago le puso aún más en el foco de la prensa, la comunidad científica y el sector tecnológico y empresarial.
La Exposición Universal de Chicago (1893)
En la Exposición Universal de Chicago recibió el premio por «la mejor construcción mecánica duradera y adaptada al ritmo de trabajo».
La máquina de Josephine Cochrane fue exhibida con orgullo, capturando la atención del público y estableciendo el estándar para la eficiencia en la cocina. Los pedidos se dispararon y aunque este personaje histórico pudo ver a su negocio florecer y ser rentable, jamás hubiera esperado el nivel de normalización que alcanzaría a posteriori en los restaurantes y bares de todo el mundo y en las casas de todos los países desarrollados.
El debate sobre la creación del lavavajillas
El lavavajillas no es originalmente una idea de Josephine Cochrane, antes que ella Joel Houghton patentó una máquina similar en 1850. Más tarde también lo hicieron Gilbert Richards y Levi A.Alexander que patentaron una máquina para lavar tazas y platos.
Sin embargo, los lavavajillas actuales son una evolución del inventó de Josephine Cochrane quien fue capaz de agregar a su máquina agua caliente a presión con una bomba manual mientras que los platos giran y reciben el agua con jabón. Sus tres antecesores habían diseñado un lavavajillas en el que los platos estaban fijados y no se movían durante el limpiado.
Muerte de Josephine Cochrane
El 3 de agosto de 1913, Josephine Cochrane falleció por un derrame cerebral con 74 años de edad. Murió en la ciudad de Chicago pero fue enterrada en Shelbyville, en su estado natal, Illinois. Por desgracia, Cochrane murió sin ver como su producto llegó a su máximo apogeo en las décadas siguientes hasta nuestros días.
A título póstumo, fue incluida en el año 2006 en el National Inventors Hall of Fame. Otros personajes históricos importantes que también son miembros de este salón de la fama son: Louis Pasteur, Nikola Tesla o Hedy Lamarr
La importancia del lavavajillas de Josephine Cochrane
El lavavajillas de Josephine Cochrane marcó un hito significativo en la historia de la tecnología doméstica cambiando la manera en que las tareas diarias se abordaban en los hogares. La innovación de Cochrane no solo simplificó la tarea de lavar los platos, sino que también favoreció el desarrollo tecnológico y cultural de nuestra sociedad.
Liberación de tiempo y esfuerzo
La evolución del Cochrane Dish Washing Machine liberó a muchas personas de la carga laboriosa de lavar los platos a mano, permitiéndoles invertir su tiempo y esfuerzo en actividades más significativas.
En este sentido. el invento de Josephine Cochrane, además de mejorar la eficiencia en el hogar, contribuyó a un cambio cultural al proporcionar a las mujeres más tiempo para dedicarse a la educación, el trabajo y otras actividades enriquecedoras.
Empoderamiento de las mujeres en la sociedad
En la sociedad del siglo XVIII y hasta finales del siglo XIX, las mujeres han sido las encargadas de casi todas las tareas del hogar. La invención de Josephine Cochrane tuvo un impacto social al empoderar a las mujeres en un momento en que las expectativas de género eran más restrictivas.
Al liberar a las mujeres de las tareas domésticas intensivas, el lavavajillas permitió a las mujeres una participación más activa en la sociedad, contribuyendo al movimiento hacia la igualdad de género y cambiando las percepciones tradicionales sobre el rol de la mujer en el hogar.
Avance tecnológico en la vida doméstica
La introducción del lavavajillas de Cochrane representó un avance tecnológico revolucionario en la vida diaria. El dispositivo automatizado reflejó la capacidad de la tecnología para simplificar las tareas cotidianas y mejorar la calidad de vida. Influenció el diseño de electrodomésticos futuros y puso las primeras piedras para avanzar hacia la automatización de tareas en el hogar.
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