Hidarnes es un noble persa que comandó a la infantería de élite persa conocida como Los Inmortales durante la Segunda Guerra Médica. Hidarnes y sus hombres encontraron un paso alternativo a la retaguardia del paso de las Termópilas. En el 480 a.C, Hidarnes y sus hombres rodearon y derrotaron al rey griego Leónidas I de Esparta y los 300 espartanos en la batalla de las Termópilas.

Juventud y ascenso militar

Hidarnes nace en el siglo VI a.C recibiendo el mismo nombre que su padre. Según historiadores su padre fue un conspirador que ayudó a Darío I en su ascenso al trono del Imperio persa cuando la dinastía aqueménida se tambaleaba.

La familia de Hidarnes era noble y sátrapa. En este sentido, la figura de Hidarnes es comparable a la de otros sátrapas como Artemisia I de Caria. Los logros de su padre durante el reinado de Darío I le permitieron poder ocupar cargos de poder a lo largo de su vida tras demostrar su valía.

Hombre de confianza de Jerjes I

Con el tiempo, Hidarnes se convirtió en uno de los hombres de confianza del rey Jerjes I, hijo de Darío I. Podemos decir que existe cierto paralelismo entre la relación que tuvieron las dos generaciones de padres e hijos. Los dos Hidarnes sirvieron como comandantes de la guardia real para el rey persa del momento, fuese Darío I o Jerjes I.

El rey Jerjes I en la película 300
Jerjes I en la película 300

El ejército del Imperio Aqueménida

El Imperio aqueménida tenía extensión inmensa. Sus dominios eran prácticamente imposibles de defender con el ejército persa regular. Por ello, era común la contratación de mercenarios para sus campañas en África, Asia y Europa.

Estas unidades mercenarias provenientes muchas veces de Asia Central se contrataban con el objetivo de mantener a raya a las potencias de la época y conquistar nuevas regiones. El ejército del rey persa Jerjes I estaba compuesto por caballería, infantería ligera con flechas y jabalinas e infantería pesada con lanzas en primera línea de combate.

Extensión del Imperio aqueménida en 500 a.C. Fuente: Wikipedia
Extensión del Imperio aqueménida en 500 a.C. Fuente: Wikipedia

Aunque históricamente los persas han sido representados como un ejército poco organizado y disciplinado en comparación con los espartanos o los atenienses, también tenían su jerarquía interna y sus unidades de élite. Las tropas de élite persas eran conocidas como “Los Inmortales”.

Hidarnes, el Comandante de “Los Inmortales”

Como no podía ser de otra manera, Hidarnes ascendió puestos en el escalafón militar hasta convertirse en comandante de “Los Inmortales”. Hérodoto de Halicarnaso afirma que Hidarnes ya era comandante del ejército persa de la costa asiática a comienzos del siglo V a.C.

Características de las unidades de élite

Los Inmortales eran una élite integrada por 10.000 soldados de alto rango militar. Una de las razones por las que eran conocidos así, además de por lo difícil que era matarlos, era porque nunca bajaban en número. Cada vez que un inmortal era asesinado, otro ocupaba su bacante en cuestión de horas de manera que siempre había 10.000 inmortales en activo.

Otra de las características de la élite del ejército persa era su procedencia. Estos debían ser persas y no mercenarios reclutados de cualquier parte del imperio. El origen persa del soldado era un requisito indispensable para poder formar parte del cuerpo.

Equipo de combate

La figura e imagen de los inmortales ha sido represantada varias veces en el cine. Una de ellas es en la película 300, donde aparecen con dos espadas y máscaras al más puro estilo samurái. Nada más lejos de la realidad.

A continuación hablaremos del equipo de combate que Los Inmortales llevaban consigo. El arma principal de Los Inmortales eran la lanza corta. Esta iba acompañada de una daga o puñal que servía para abalanzarse sobre el enemigo y herirlo en distancias cortas.

Daga empleada por los persas en la Segunda Guerra Médica.
Daga persa. Fuente: Freepik

Por otro lado, estas tropas de élite llevaban a sus espaldas un arco con flechas. Este era un arco compuesto bastante ligero que les permitía emboscar al enemigo desde cualquier posición.

En cuanto a la protección, sus corazas se caracterizaron por estar compuestas por placas muy finas. La apuesta de los Inmortales era clara. Los persas potenciaron la movilidad, maniobrabilidad y agilidad de las unidades en detrimento de una mayor protección y la capacidad de resistir el impacto de proyectiles o ataques de lanza.

Hidarnes se enfrenta a Leónidas I de Esparta en la batalla de las Termópilas

El nombre de Hidarnes ganó renombre por su participación en la Segunda Guerra Médica. Jerjes I tenía puesto el foco sobre Grecia pero las polis griegas no estaban dispuestas a someterse al poder persa.

Uno de los episodios más importantes de la vida de Hidarnes fue el combate contra el rey Leónidas I de Esparta y los 300 hoplitas espartanos.

Leónidas sabía que estaba en clara desventaja contra el inmenso ejército persa por lo que escogió el paso de las Termópilas como campo de batalla. Los persas tenían que atravesar este estrecho paso defendido tenazmente por 300 hoplitas. Por otro lado, el campamento persa no tenía fin. Algunos historiadores coinciden que la defensa estaba superada en número por 50 a 1.

Espartanos en formación defienden el paso de las Termópilas de Hidarnes y los inmortales.
Espartanos en formación defienden el paso de las Termópilas

Ante la resistencia de los espartanos durante los primeros enfrentamientos, Jerjes I llamó a Hidarnes para que él y sus hombres acabaran con Leónidas de una vez por todas.

Los Inmortales de Hidarnes luchan contra los hoplitas de Esparta

En el año 480, tras la ordén de Jerjes I, Hidarnes atacó con un contigente de los Inmortales. Convencido de sus posibilidades, para Hidarnes las termópilas caerían en cuestión de horas.

El resultado volvió a ser favorable para los griegos. Sin embargo, algunos espartanos fallecieron durante el ataque. Por primera vez, la élite espartana estaba teniendo que emplearse a fondo.

Los Inmortales se retiraron y decidieron planear su siguiente ofensiva. Contra la voluntad de Jerjes I, estaba claro que la única forma de vencer a Leónidas sería por desgaste. Al contrario que los persas, los espartanos iban muriendo con cuentagotas.

La traición de Efialtes

La suerte sonrió a Hidarnes cuando un griego llamado Efialtes de Tesalia traicionó a Leónidas I y enseñó a Hidarnes y sus hombres una ruta alternativa hasta la retaguardia de los espartanos. Hidarnes sorprendió a los griegos y masacró a Leónidas y el resto de defensores tras rodearles.

De no haber encontrado esta ruta hasta la retaguardia, Los Inmortales hubieran necesitado mucho más tiempo para vencer a Leónidas atacando únicamente desde el frente.

La batalla de Salamina pone a prueba a Los Inmortales

Después de la batalla de las Termópilas, Los Inmortales volvieron a ser puestos a prueba en la batalla de Salamina. Esta vez sería una batalla naval la que demostraría por segunda vez que las unidades de élite persa, no estaban a la altura de los hoplitas del ejército griego. El general ateniense Temístocles logró una victoria decisiva que haría retroceder a los persas y retirar su flota.

Los griegos fueron capaces de probar que los Inmortales no eran más que tropas muy bien preparadas pero capaces de derrotar por un ejército bien preparado. Un año más tarde en la batalla de Platea, los griegos derrotaron a los Inmortales de forma definitiva.

Combate entre persas y griegos en la batalla de Platea. Fuente: Wikipedia
Combate entre persas y griegos en la batalla de Platea. Fuente: Wikipedia

Muerte y legado de Hidarnes

No existe información fiable sobre cuando falleció Hidarnes, quizás murió en combate, quizás murió en su cama. Lo que si sabemos es que tuvo descendencia y que su descendencia también tuvo influencia dentro del Imperio persa.

Uno de sus nietos llamado Tisafernes fue el último del linaje en tener poder siendo el suegro de Artejerjes II, a su vez nieto de Jerjes I. Tisafernes acabaría decapitado en el año 395 a.C


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