Adam Smith nació el 5 de junio de 1723 en Kirkcaldy, una ciudad escocesa también conocida como The Lang Toun. Aunque desde joven demostró su vocación por los estudios y una gran capacidad para memorizar, nadie hubiera imaginado jamás la relevancia que tendría como economista y filósofo y el antes y después que tuvo lugar en la economía gracias a sus obras.
Primeros años, formación e influencias
Smith era hijo único y huérfano de padre desde los tres meses. Muy estudioso, en su adolescencia, ingresó en la Universidad de Glasgow en 1737 a los 14 años de edad. Se interesó por las matemáticas, la psicología y la ética y recibió clases de filosofía moral en unos años en los que sus ideas filosóficas y planteamientos económicos comenzaban a gestarse.
Tras graduarse en Glasgow una beca le llevaría hasta la Universidad de Oxford donde permanecería estudiando en Balliol College durante seis años. Al acabar sus estudios de filosofía clásica en Oxford regresó a Kirkcaldy en busca de trabajo y durante los años siguientes empezó a dar conferencias de economía, historia y filosofía en Edimburgo.
Smith estableció una estrecha amistad con el filósofo David Hume, el cual influyó mucho en las ideas que aparecen en las obras de Smith. En el año 1751, sería nombrado decano de la Universidad de Glasgow y ocho años más tarde en 1759 publicaría su primer libro llamado «Teoría de los sentimientos morales».
La teoría de los sentimientos morales de Adam Smith
Esta fue su obra más representativa desde el punto de vista filosófico. En ella Smith definió cómo el hombre es un ser individual egoísta que busca su beneficio propio por encima del bienestar social. Además, añade que sería posible la cooperación por el bien común si se obtiene un beneficio económico, espiritual o moral.
En la obra se exponen los sentimientos morales: resentimiento, venganza, corrupción, admiración, justicia y virtud. También se argumenta que en un sistema económico libre, el interés propio de cada individuo acaba favoreciendo al conjunto. Por último, cabe destacar el uso por primera vez de la que sería la metáfora más famosa de Adam Smith, «La mano invisible».
Trabajo como tutor
Tres años más tarde de la publicación de su primera obra una suculenta oferta llegaría hasta Smith. El aristócrata Charles Townshend le ofrecería una cuantiosa pensión vitalicia a cambio de ser el preceptor del duque de Buccleuch. De este modo, hizo su maleta y puso rumbo a Francia.
En su etapa como tutor vivió en Tolouse, Ginebra y París, ciudades donde comenzó a redactar la que sería su obra magna. En el país galo conoció a personalidades como Voltaire, Benjamin Fraklin o el fisiócrata François Quesnay. De este último se nutrió en especial incorporando a su pensamiento el «laissez faire, laissez passer» una de las bases del liberalismo económico.
En 1766 debido a la muerte del hermano de su pupilo regresó a Kirkcaldy con su madre para centrarse más que nunca en el libro cuyas primeras líneas fueron escritas en Tolouse. Nueve años después, su obra vería la luz.
La riqueza de las naciones, obra cumbre de Adam Smith
En 1776 se publicaría en Londres el primer libro moderno de economía. En él, Adam Smith analiza la prosperidad que países como Inglaterra o Países Bajos han alcanzado. «La riqueza de las naciones» aborda asuntos que nunca antes se habían tratado y se desarrollan teorías económicas sobre la división del trabajo, el mercado, la moneda, los precios. El libro fue muy exitoso desde el principio (agotándose en seis meses) y gracias a él Smith paso a ser considerado por muchos como padre de la economía política.
Algunas de las conclusiones a las que llega Smith en su obra son:
- La riqueza de las naciones procede en mayor medida del trabajo que de los recursos de una nación.
- El valor de un producto no fluctúa, aunque sí su precio al estar regulado por la oferta/demanda.
- Cuanto más libres actúen los individuos, más productivos serán.
- Cuanto más grande sea un mercado mayor beneficio resultará de la especialización del trabajo.
- El estado debe «dejar hacer» y abandonar políticas proteccionistas e intervencionistas para limitarse a la defensa nacional, la justicia y el mantenimiento de instituciones públicas proveyendo de bienes y servicios concretos.
- El crecimiento económico se consigue a través de la división del trabajo y la libre competencia.
- La acumulación de capital es vital como fuente para el desarrollo económico.
- Los recursos deben invertirse en aquellos sectores que sean más productivos y rentables.
La metáfora económica de Adam Smith: La mano invisible
La mano invisible de Adam Smith es una metáfora acuñada por el economista en las dos obras que hemos visto: Teoría de los sentimientos morales (1759) y La riqueza de las naciones (1776). Esta mano regula los fenómenos y comportamientos humanos y compensa las acciones.
Smith quería demostrar que esta «mano invisible» era una ley de la naturaleza que actuaba por sí sola. Cuanto menos interviniera el estado en el mercado y más estuviera basado este en la ley de la oferta y la demanda mayor sería el bienestar social que existiría. Con esta metáfora Smith defendía la libertad económica como medio para que las sociedades alcancen su máximo bienestar.
Rector honorífico de la universidad y últimos años
A diferencia de muchos otros autores, alcanzó la fama y los honores en vida. Sin embargo, lejos de lo público, Smith optó por pasar sus últimos años en Edimburgo realizando contados viajes a Londres o Glasgow. En el año 1787 fue nombrado rector honorífico de la Universidad de Glasgow ostentando dicho cargo durante dos años.
Sus últimos años fueron tranquilos aunque su salud comenzó a disminuir. En 1790 a la edad de 67, Adam Smith fallecería en Edimburgo. Este fue el final de uno de los personajes históricos más importantes que han existido, padre de la economía moderna y fundador de las bases de sistemas económicos que en el año 2021 todavía persisten a nivel mundial.
Si te ha gustado la historia de Adam Smith no dudes en darle me gusta a la publicación. Si te interesa la historia de otros personajes históricos te invito a leer la historia de Immanuel Kant.